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miércoles, 11 de enero de 2012

INVERTIR EN LAS PERSONAS: EL MEJOR NEGOCIO DEL SIGLO XX

“Las 4 grandes mentiras de las empresas de nuestro tiempo: “el cliente es lo más importante”, “trabajamos en base a procesos”,  “la gente es el principal activo” y “trabajamos en base a resultados” ..."Anibal Basurto Amparano”


Con mucho agrado veo que, en la medida en que nos adentramos en este siglo XXI, más y más pensadores avalan que estamos en pleno trasiego hacia una nueva economía basada en el conocimiento.

Lo anterior me llena de beneplácito porque, aunque son innegables los grandes beneficios que la era industrial trajo al mundo civilizado, también son incuestionables los gigantescos costos que este hito en la historia trajo consigo: Los costos de la naturaleza y los costos humanos.

Los costos de la naturaleza.
Estos costos  tienen que ver con el enorme daño que le hicimos al mundo: en un período relativamente corto, 200 años, hemos destruido millones de hectáreas de tierras cultivables, bosques, ríos, praderas, animales. En los siglos que ha durado la era industrial. En realidad no se ha creado riqueza, simplemente la hemos transformado y de una manera con más pérdidas que ganancias para el medio ambiente. Veamos cuántos litros de agua se necesitan para producir:



1 tasa de café: 140 litros 
1 vaso de leche: 200 litros
1 huevo: 135 litros
1 hamburguesa: 2400 litros


Insisto: la economía industrial basada en los fierros, trajo grande beneficios para la humanidad; no se trata de anatemizar un hito en la historia del hombre que revolucionó la infraestructura y la supra estructura mundial; se trata de concientizarnos sobre cómo podemos seguir avanzando en construir una civilización más justa y generosa, sin que tengamos que seguir pagando los costos más altos para una sociedad, que tienen que ver con la vida misma.

Los costos humanos.
La revolución industrial, primero echó fuera de la actividad laboral al espíritu humano: en la producción en serie, el arte en el trabajo, es simplemente innecesario e imposible de realizarse.
¿A quién le importa la calidad artística en la manera como el trabajador coloca una tuerca en la banda de producción?
 El orgullo por el trabajo que se tenía en el taller artesanal, cuándo por la estética se podía distinguir en qué fábrica se habían producido los bienes, despareció con la estandarización del trabajo, que trajo consigo la producción en serie de la era industrial.
Lo siguiente que desaparece, es el intelecto en el trabajo.
Si analizamos el comportamiento de la gran mayoría de nuestros colaboradores, veremos que tienen años, lustros, décadas haciendo lo mismo: todos los días lo mismo…lo mismo… lo mismo; entonces, ¿para qué demonios quieren el cerebro?, y para acabarla de amolar los supervisamos; los tratamos como menores de edad, como si fueran incapaces de decidir si empiezan a pintar por lado norte o sur; como si no pudieran saber estibar las piezas adecuadamente, cuando tienen años haciéndolo y cuando llegan a sus casas y allí sí deciden cosas importantísimas, como si su hijo va a la escuela X o Y, si abona a la casa o al carro…
Definitivamente, la revolución industrial desapareció al hombre, a la persona de las empresas y en su lugar, quedaron, peones, empleados, trabajadores… robots…cuerpos sin almas….
De las 3 potencias humanas, desaparecieron 2: el intelecto y el espíritu humano: quedó solo una: el cuerpo…
 En un balance personal, la riqueza que genera el trabajador utilizando solo su cuerpo, siempre le quedará debiendo al consumo de recursos que hace desde que nace; es decir, con todo lo que produce como empleado, peón o trabajador simple y repetitivo, no alcanza a pagar lo que le quita a la naturaleza en toda su vida, por la simple y sencilla razón, de que su esencia no fue diseñada para generar riqueza de esa manera.

El hombre, está llamado a generar riqueza utilizando sus potencias humanas, que le permiten hacerlo lastimando lo menos posible a la naturaleza. Pensando, creando, inventando e innovando, el colaborador en las empresas puede generar riqueza de manera exponencial, pero para ello requiere sistemas de trabajo que lo centren realmente como una persona en su actividad laboral. De eso platicaremos en la siguiente participación. ESSS……

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