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lunes, 14 de diciembre de 2020

TRANSFORMACIÓN DIGITAL



La transformación digital es sin duda un término que todos hemos escuchado,  sobre todo en meses pasados, donde la tecnología fue uno de los factores clave para lograr adaptarnos a la nueva realidad.

Sin embargo, poco trabajo hemos hecho algunos integrantes de las empresas por entenderlo, pero sobre todo en aplicarlo en nuestros procesos.

Lo primero que nos debe quedar claro es a qué se refiere.

El término transformación va más allá de un cambio, o una mejora, ya que cuando se habla de transformar se cambia de estado y por tanto no se puede regresar al punto de origen. En este sentido hablar de una transformación digital es modificar la cultura de trabajo de una empresa, con la implementación de las tecnologías de información. Nos debe quedar claro que adquirir nuevos equipos, un nuevo ERP, etc, no es transformación digital.

El punto de partida de una transformación es y será en primera instancia que se quiere lograr, hacia dónde va la empresa y esto medirlo a través objetivos e indicadores; que se sustenten en una estrategia organizacional que busque la operación digital de la compañía.

Al hablar de operación digital me refiero a que la estrategia de la empresa se debe sustentar en la digitalización de todas las áreas de la empresa que van desde la dirección, operación, administración-finanzas, etc; operado, claro está por personal competitivo, con las habilidades requeridas para ello.

Debemos ver la transformación digital como necesaria para llegar a la gestión digital de la empresa, y para ello se presentan algunos elementos base a seguir:

  1. Conocimiento y definición del cliente, esto es, quién es mi cliente, qué busca, la empresa debe saber más del cliente, que el cliente mismo.
  2. Declaración de la Misión hacia el cliente.
  3. Ubicar los productos y servicios de la empresa.
  4. Determinar los procesos necesarios para lograr estos productos y servicios.
  5.  Determinar los resultados esperados de cada proceso.
  6. Hacer el mapeo completo de la integración de procesos.
  7. Establecer la estrategia comercial y propuesta de valor de la empresa.
  8. Definir un modelo de negocios acorde a lo previamente señalado.
  9. Metodología interna de mejora constante de procesos.
  10. Formar al personal en las habilidades y competencias necesarias para operar una empresa digital.

En base lo anterior, se debe diseñar una estrategia general para transformar la empresa. Debe quedar claro que la transformación digital es un proceso disruptivo, y por tanto tiene que ser realizada conforme a las posibilidades de la empresa, pero sobre todo, con el involucramiento de las personas ya que son ellos, quienes realmente operan y controlan los procesos en las empresas.

Sin duda la tecnología es un elemento necesario para una transformación digital exitosa, acompañada de la estrategia correcta, pero lo más importante es el factor humano necesario, esto es el talento, que muchas veces ya está dentro de las empresas, solo se requiere impulsarlo con la metodología correcta.

Plantearnos si estamos preparados o no, ha dejado de ser una opción, más bien las preguntas correctas son: ¿Qué está haciendo tu empresa para operar digitalmente? ¿Qué están haciendo los directivos para gestionar al talento para que se logre lo anterior? De estas respuestas, depende que la empresa sobreviva o queden en las estadísticas de las organizaciones que se han quedado en el camino, porque su propuesta, simplemente quedo “fuera de mercado”.

Empresa Inteligente Asociación

Lucia Basurto Valenzuela

miércoles, 9 de diciembre de 2020

En busca de la persona - solución


Por Adriana Olvera Sotres

Los paradigmas de la era industrial, basados en el control y el comando, establecían la necesidad de estandarizar tareas, con el fin de incrementar la productividad. Tales ideas son un lastre para las empresas en la actualidad, ya que limitan el uso del intelecto de la persona y su creatividad.

Fred Kofman, autor de “La Revolución del Sentido”, argumenta que la persona nunca vende su energía emocional y espiritual, sino que la entrega voluntariamente a quien la merece; por lo tanto, si alguien intenta limitar su autodeterminación mediante autoridad, nunca sacará lo mejor de ella.

Es innegable que las empresas no deben continuar trabajando mediante estructuras centralizadas, especialmente las grandes. Kofman nos recuerda que los directivos que toman decisiones tienen el conocimiento global de la empresa, el cual es insuficiente para evaluar las mejores tácticas en un lugar y momento correctos, y el personal de línea que sí conoce los detalles, no tiene posibilidad de hacérselos llegar a los directivos. En un entorno VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) se requiere cierto nivel de autoorganización.

En la manufactura esbelta, inventada por Toyota, uno de sus principios es el empowerment o empoderamiento, el cual involucra un sistema de medidas y controles que proporciona a cada empleado la información y la autoridad para actual en el momento en que se requiere, para agregar valor para el cliente y eliminar desperdicios en el proceso. Se involucra a los trabajadores en la generación de ideas de mejora y en los proyectos de implementación.

El Sistema Empresa Inteligente promueve la autonomía de gestión operativa, que es la capacidad de las personas y los equipos de trabajo de resolver sus problemas, los de la empresa y los del cliente. Para insertar esta cultura de trabajo en las organizaciones se requiere que la persona:

  • Tenga conciencia de que debe realizar una serie de actividades que forman parte de un todo, traducido en un producto o servicio que se entregará a un cliente, interno o externo.
  • Trabaje en equipo.
  • Conozca el proceso completo que ejecuta su equipo.
  • Tenga capacidad de interactuar con clientes, proveedores y demás miembros de la empresa.
  • Aprenda y comparta sus conocimientos con el resto de su equipo de trabajo.
  • Se esfuerce cada día por ser más valiosa para la empresa.
  • Tenga capacidad de adaptarse a los cambios.

Y en un nivel más avanzado, pretendemos que no solamente resuelva sus problemas de presente, sino que sea capaz de aprovechar sus oportunidades de futuro. 

De esta manera tendremos personas-solución aportando valor a la empresa de manera continua;
¿quién no quisiera eso?

Para que se implemente adecuadamente la autonomía de gestión, deben darse ciertas condiciones:

a) Respeto por la gente
b) Enfoque al cliente.
c) Una cultura de trabajo que favorezca la autonomía, por encima de los controles y la autoridad.
d) Enfoque organizacional, que incluya misión, visión, valores y objetivos a largo plazo.
e) Estructura organizacional basada en procesos completos, no en departamentos y puestos.
f) Aprendizaje continuo en entornos formales e informales.
g) Metas grupales e individuales claras y alineadas con los objetivos organizacionales, que permitan medir nivel de logro mediante indicadores operativos y/o financieros.

h) Recompensas por el logro de metas.

Finalmente, quiero dejar claro que no es factible insertar la autonomía de gestión, por decreto, en una empresa jerárquica en la que el poder lo otorga el puesto y donde se premia la obediencia. El diseño organizacional por procesos, el liderazgo-servicio y el trabajo en base a resultados son requisitos indispensables. El reto es grande, pero contamos con evidencia de que tal transición es posible y que los beneficios superan por mucho el esfuerzo de transformación.

“Una persona solución es aquella que basa su seguridad en lo que sabe, en su capacidad para resolver problemas, y no en el “puesto” que tiene.” 
Aníbal Basurto Amparano.