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La conducción del Director General



La Conducción, es una responsabilidad principal del Director General.
El éxito de cualquier esfuerzo de formulación de una estrategia depende de un modo fundamental del Rol que asume el Director General en la empresa.
La presencia e influencia del Director General en el esfuerzo para formular e implementar la estrategia resultan determinantes.

El Director General le imprime za la organización una dinámica que fluye de su Visión, su Personalidad y de la Manera que tiene de hacer las cosas.
Por ello, no hay decisión más central y significativa que la selección del ejecutivo superior la que recae en el Consejo de Administración de una empresa. Si la única decisión que tomase este órgano superior de gobierno fuese la selección y remoción del Director General, su influencia en la marcha de la empresa sería enorme, pues no hay ninguna decisión que tenga un mayor grado de significación que ésta para definir lo que la empresa es y debería ser.
Son grandes los anhelos puestos en el Director General. De él se espera que tenga Sensibilidad, Determinación y Ética. Estas son las claves de un liderazgo ejercido con sensatez. Pero el Director General no puede pretender hacerlo todo.

No es un super hombre que todo lo sabe y todo lo puede. Por el contrario, tiene conciencia de que es un líder incompleto que necesita un equipo competente y de confianza.
No se puede entender a un líder o Director General sin su equipo; y aunque parezca paradójico, al actuar de esta manera, el Líder o Director General aparece como más cercano, pues muestra que tiene la Humildad, Sabiduría y Entereza de recurrir a quienes puedan apoyarlo.
Todos entienden que lo importante es salir adelante con lo que se han propuesto.

El Director General para nuestro tiempo actual en la Era del Conocimiento, debe ser un buen Líder que sabe leer el contexto y tiene una clara percepción de la circunstancia en la que se desenvuelve su actividad, es decir, debe tener Sensibilidad.
Por otra parte, tiene Visión Estratégica, detecta anticipadamente las tendencias del entorno, antes que otras personas; sabe descifrar los signos de los tiempos y entender hacia donde debiera ir la organización; y se anticipa a los cambios que deben ocurrir antes que sea demasiado tarde.
Del mismo modo, sabe como manejar el Poder, cuenta con una vasta red de relaciones y alianzas tanto con las personas que pueden potenciar sus puntos de vista como con quienes pueden afectar directa o indirectamente la empresa con su accionar.
Entiende el efecto simbólico de sus acciones y decisiones, identifica con claridad a las personas y grupos favorecidos y perjudicados por sus actos, conoce la magia de las palabras, presta atención al manejo de las situaciones y se apoya en la estructura organizacional como herramienta de gran fuerza comunicacional.
También, debe poseer un profundo conocimiento de las personas y de la filosofía de la organización, lo que le permite influir, buscar compromisos y negociar, como formas de ejercer su influencia, sin tener que llegar a la imposición.

El Director General debe manejarse políticamente y arbitrar los conflictos ya que es inevitable que surjan conflictos entre distintos individuos y unidades al interior y exterior de la empresa. El Director General debe negociar con las partes, servir de árbitro y mediador, y llegar a una solución. Así también, debe poseer habilidades sociales ya que está en sintonía con sus colaboradores y con todas las personas con las que debe interactuar. Ejerce el liderazgo conversando sabiendo crear un ambiente cercano de intimidad y confianza.
La relación interpersonal del Director General, es la clave para conseguir colaboradores con un alto nivel de compromiso y sólidamente alineados con la estrategia de la organización, en un mundo que es menos jerárquico y más interconectado.
Por ello, debe promover el diálogo y la participación.

La Comunicación debe ser CON los colaboradores y no A los colaboradores.
En este sentido, si un jefe habla CON sus empleados, los hace sentirse colaboradores; si habla A sus empleados, los hace sentirse subordinados. Y esto es central para tener un buen proceso de planificación.
Los colaboradores pueden contribuir con su conocimiento y es sabio aprovecharlo. Además, se consigue así el compromiso emocional de las personas que participan y su total entrega. Las personas se sienten parte de una aventura que ellos han contribuido a crear y entienden perfectamente su significado, y además saben como contar la historia que están ayudando a construir.

Estamos acostumbrados a instituciones jerárquicas en las cuales los líderes o Directores Generales parecen ser los únicos que piensan, dan contenido a las ideas y controlan los mensajes en las reuniones internas y externas.

En el mundo de hoy, esto es contraproducente. Los líderes no controlan las redes sociales, y en ellas se juegan todos los días el prestigio de la empresa y de los propios líderes.
 Todos en la organización deben conocer el proyecto de la empresa, su posicionamiento competitivo y tienen que ser capaces de conversar sobre lo que la empresa es y pretende ser.
 Al final, no olvidemos que el Consenso es 60% de acuerdo y 100% de compromiso.

Ing. Adolfo Carvajal Galindo
Consultor Asociado
Bufete Empresa Inteligente

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