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LOS MICRONEGOCIOS





Por: Anibal Basurto Amparano 
“Tarde o temprano, todas las empresas se desbaratarán en pequeñas unidades de negocios, trabajando de forma de red, recomponiéndose continuamente de acuerdo a las señales del mercado…”  ABA


Una de las cualidades más importantes de las empresas de nuestros días, es la velocidad.
En realidad, la capacidad de respuesta es el factor más determinante de la competitividad de las organizaciones del siglo XXI.
Para que una empresa pueda poseer esta cualidad, tiene dos alternativas: ser una entidad pequeña o desbaratarse en pequeñas unidades de negocio.

Si estamos al frente de una empresa pequeña, ya tenemos de manera natural, una gran ventaja en esta economía caracterizada por la capacidad de respuesta; si estamos, en cambio, dirigiendo una empresa grande, nuestra preocupación debe ser: cómo desbaratarla en pequeños micronegocios, donde cada uno asuma esa velocidad necesaria para competir, bajo las reglas del juego de la nueva economía.
 
Por paradójico que parezca, ser una empresa grande en nuestros días, constituye una de las grandes debilidades de los tiempos que corren: las grandes organizaciones, en mercados turborápidos, se presentan torpes y lentas; con pocas posibilidades de sobrevivir.

Si nuestra empresa es pequeña, tenemos grandes ventajas para enfrentar el presente, no así el futuro.
El estado natural de una empresa, es su crecimiento: una organización que no está creciendo, está decreciendo. El estancamiento no existe para una compañía. La analogía de una empresa se acerca a la de un río, no a la de un lago: los ríos presentan un contínuum en su flujo de agua; los lagos, presentan un estancamiento aparente del vital líquido.


Por lo anterior, la empresa pequeña está equipada para hacer frente al presente de mejor manera que la grande, pero: ¿qué pasa cuando requiere crecer?... ¿No debe crecer, para no perder esa ventaja?.
Por supuesto que la empresa pequeña debe crecer, pero ya no debe hacerlo como lo hace la casi totalidad de la empresas en el mundo. Vamos analizando esto…

Cuando la empresa nace, lo hace siguiendo un orden natural; en realidad, cualquier persona con el suficiente sentido común y una buena dosis de tenacidad, puede arrancar y sostener una pequeña empresa.

Cuando la entidad económica está formada hasta por 12 personas (doce, no más), quien la dirige, solo requiere conservar su sentido común para que las cosas funciones bien; esa pequeña comunidad humana, empieza y termina un servicio o un producto que le solicita el cliente.

 Cuando son menos de doce, todos los fatídicos “puestos” están revueltos: el cajero, el vendedor, el comprador, el que corta, el que almacena, etc., todos participan en algo muy interesante: en servir a un cliente; cuando son menos de doce, el común denominador de todos ellos es el cliente; cuando son menos de doce, el proceso se lleva de principio a fin; cuando son menos de doce, la empresa se puede enfocar al cliente porque el líder los puede atender: históricamente, los grupos altamente efectivos, son de menos de doce personas, porque son la que puede atender un líder de primer círculo; si son menos de doce, se puede concluir sin pretextos un producto a servicio de manera expedita.
 
Con lo anterior, podemos afirmar que el número ideal de colaboradores de una empresa son doce; sin embargo, se plantea entonces la pregunta: ¿Cómo crecer?.


El ADN de la empresa

El ADN de la empresa lo defino como la cantidad mínima de personas,  actividades  y recursos para
construir  y comercializar un producto o servicio.
 
El gran error que se comete en nuestros días es crecer en base a la departamentalización,  porque en ese momento se pierde la lógica, el sentido común y el ADN del negocio.

El ADN se logra siempre con menos de 12 personas; si un producto o servicio requiere  más de esta cantidad, hay de dos sopas: o el esfuerzo a realizar está mal hecho o hay personas de más en él.
 
 
¿Porqué hasta ahora se pudo crecer con departamentos?

Hasta ahora se pudo crecer en base a departamentos, de manera funcional, porque hasta hoy el mundo fue funcional: la economía fue estable, había pocos cambios, las empresas podían organizarse como les viniera mejor a ellas, sin pensar nunca en el cliente.

Los departamentos nos alejan del cliente; cuando éramos menos de doce, estábamos muy cerca de él; cuando éramos menos de doce, el común denominador era el cliente. Ahora que somos 20, 50, 100, 1000 colaboradores, el común denominador es: la caja, en el departamento de cajas; el almacén, en el departamento de almacén; el transporte, en ese departamento, etc. Es decir, cuando crecemos, nos desenfocamos, nos alejamos, nos olvidamos del cliente.

Y… ¿entonces,  cómo crecer?

La mejor forma de crecer en una economía basada en el conocimiento es “para los lados”, de manera horizontal… con micronegocios o sucursales.
Una vez que se ha atrapado el ADN de la empresa, hay que reproducirlo hasta el infinito, es decir, abrir sucursales por todos lados.
 
Son tres los elementos que se requieren para abrir un micronegocio: gente, dominio del proceso y control de inventarios.
El índice de fracasos que se tiene al abrir sucursales se ubica, en lo general en nuestra región, por encima del 70%. ¿Porqué  se dan estos fracasos?, porque la persona que enviamos a aperturarlas conocen una parte del negocio, pero no el proceso completo: es muy buena para vender, pero no sabe cobrar, contabilizar, dirigir a la gente, etc.

Por eso hablamos de “atrapar” el ADN, para reproducirlo de manera horizontal en base a sucursales y no vertical creciendo para arriba, burocratizando la organización.
Un ejemplo para ilustrar una empresa que ha atrapado su ADN y lo ha reproducido magistralmente es OXXO. Podemos ver cómo esa empresa crece de manera viral;  de manera horizontal en aproximadamente 11,000 tiendas con menos de doce personas cada una.

Lo que hizo esta empresa es desbaratarse en pequeñas unidades de negocio, trabajando en forma de red, donde cada una se mueve de acuerdo a las señales del mercado; cada micronegocio cuida su cliente, su proceso, su inventario, su gente, etc.
 
Todo lo anterior, es solo la punta del iceberg de todo lo que contiene el pensamiento del Sistema Empresa Inteligente. Seguiremos en contacto. ESSS……

*Rector del Instituto Empresa Inteligente
Director del Bufete Empresa Inteligente
México

3 comentarios:

Unknown dijo...

Excelente y claro los conceptos para su implementación,
saludos
Noemi Montoya

Eva Gutiérrez Ramírez dijo...

Gracias por las recomendaciones precisas cuando nuestra intención es emprender, gracias!

Saludos

Eva

Anónimo dijo...

Muchas Gracias compañeras, las invitamos a que lean nuestras próximas publicaciones que serán sobre temas igual de interesantes.