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Dirigir en la era del conocimiento


Por "aprender a dirigir" entendíamos la adquisición de conocimientos generales que ayudaban a que una persona gestionara eficientemente una organización. El único matiz que incluíamos a continuación tenía que ver con el sector en el que se ubicaba la empresa, porque aquel modo "general" de gestionar debía adaptarse al contexto en el que nos insertábamos. Pues bien, a día de hoy conviene introducir otra nueva variación al conocimiento general y consolidado, puesto que todo lo enseñado hasta hace poco estaba pensado para empresas que se desarrollaban en la era industrial y, como todos sabemos, al entorno actual al que nos enfrentamos lo estamos llamando "era del conocimiento". La duda que aflora es: ¿debemos aplicar cambios en nuestro modo de dirigir o podemos seguir usando, sin más, los paradigmas de antes? Vamos a verlo:

  • En la era industrial lo importante para poner en marcha una empresa era tener un producto que ofrecer al mercado. En la era del conocimiento ya no sirve con tener un producto: hay que tener un producto "diferenciado", esto es, con un claro aporte de valor que sea percibido por el cliente y que le fuerce a seleccionarlo de entre todos los rivales que compiten por satisfacer esa misma necesidad.
  • En la era industrial las empresas se enfocaban a la producción, esto es, a generar la mayor cantidad de bienes posibles para abastecer al mercado. En la era del conocimiento las empresas se enfocan al marketing, esto es, a crear estrategias de comunicación eficaces que atraigan y fidelicen clientes. Los productos no sirven de nada si los clientes no los compran, incluso aunque sean productos de excelente calidad. Por el mundo adelante tenemos cientos de ejemplos de empresas con excelentes productos que acabaron teniendo problemas porque no supieron poner en conocimiento del mercado esa cualidad y no fueron capaces de venderlos.
  • En la era industrial lo determinante era la maquinaria; aquellas empresas que disponían de la mejor tecnología eran capaces de producir más cantidad y a menor coste (economías de escala), ahorro de coste que se trasladaba al cliente a modo de precio más bajo. En la era del conocimiento lo determinante son las personas, o más concretamente, el talento de los empleados. El talento se traduce en ideas innovadoras que, debidamente desarrolladas, acaban convirtiéndose en propuestas de valor diferenciadas que "atrapan" a los clientes.
  • En la era industrial las empresas desarrollaban internamente todas las actividades y poseían todos los elementos de la cadena de valor. En la era del conocimiento el éxito estriba en saber establecer sinergias colaborativas con otras empresas, en donde cada una se centra en aquello que sabe hacer (que agrega valor) y la suma de todas genera un producto excelente.

¿De verdad siguen pensando que los métodos de dirección que usábamos en la etapa industrial van a tener vigencia en la nueva era del conocimiento? Observen el antes y el después que les acabo de contar y se darán cuenta que la era del conocimiento requiere un "reaprendizaje" y adaptación de todo el proceso de formación directiva.

Un cordial saludo


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